sábado, 18 de noviembre de 2017

Los papeles de Aspern, de Henry James




Los papeles de Aspern
de Henry James

Jesús Guerra

Una de las más importantes novelas cortas de Henry James (Nueva York, 15 de abril de 1843-Londres, 28 de febrero de 1916), es sin duda Los papeles de Aspern, obra que tanto los lectores como otros autores y la crítica literaria, y también, de paso, los productores de cine de diversos países tienen en alta estima.

Aunque aparecen varios personajes secundarios en esta novela, y algunos que sólo se mencionan (entre ellos el propio Jeffrey Aspern —cuyo apellido se encuentra en el título mismo de la narración—, un poeta norteamericano, inventado por Henry James para esta obra), sólo hay tres personajes centrales en esta novela: las dos señoritas Bordereau (Juliana y Tita, a esta última en la edición de las obras completas de Henry James, el propio autor le cambió el nombre a Tina), que se supone que son tía y sobrina, aunque Tina bien podría ser en realidad la sobrina nieta de Juliana (según lo dicen algunos comentaristas, debido a la diferencia de edades de los dos personajes), y el personaje masculino, cuyo nombre no se menciona nunca, que es quien narra la historia.


La obra transcurre en Venecia, que es en donde viven las señoritas Bordereau, en un viejo y ruinoso palazzo, las cuales, a pesar de su apellido francés, son en realidad norteamericanas. El narrador es también estadounidense, como lo fue el poeta Jeffrey Aspern, y los papeles del título de la novela, dejados, se supone, por Aspern a su muerte se encuentran en el centro de esta historia, es decir, literalmente son el objeto del deseo de los personajes de esta obra, o por lo menos eso parece.

Resulta que el narrador es un crítico literario y editor, quien junto con su socio son adoradores de la obra de Jeffrey Aspern, un poeta romántico ya fallecido, y como investigadores de la obra del poeta, saben que en Venecia vive Juliana Bordereau, una antigua amante del poeta, a quien éste dedicó algunos poemas. Ambos sospechan que ella debe tener en su posesión algunos papeles importantes de Aspern, quizá cartas de amor, quizá poemas no publicados, quizá algo más. No saben qué puede ser pero están seguros de su valor. Cuando el socio del narrador, desde Estados Unidos, manda una carta preguntando por los papeles, y ofreciendo comprarlos, recibe en respuesta una carta de Juliana en la que la anciana dice que no tiene ningunos papeles del poeta, y que ya no la molesten. Esta misiva convence más aun a los críticos-editores de que sí existen los papeles y de que Juliana los tiene. 


Entonces, el socio, es decir el narrador de la novela, decide ir a pasar un verano a Venecia, para buscar la manera de acercarse a la anciana, para ver si puede hacerse de su confianza y sacarle alguna información acerca de los famosos papeles. Ya en Venecia, otra americana que vive en la ciudad, le da la clave: hacerse pasar por un turista que quiere rentar una habitación en la mansión de las Bordereau para pasar el verano. Así lo hace el narrador, lo aceptan, a cambio de una buena cantidad de dinero, y comienza de este modo el asalto al palacio en búsqueda del tesoro de las Bordereau: los papales de Aspern.

Edición en inglés
Henry James era un hombre muy privado, así que escribió esta historia, dicen los que saben, con la intención de cuestionar el derecho de los editores y de los biógrafos a meterse en la vida privada de los familiares, amigos y amantes de los autores famosos, y si bien la historia tal y como aparece en la novela es una creación de Henry James, la base para el argumento es una historia real, que al autor le contaron, relacionada con un editor norteamericano y unas cartas del poeta inglés Percy Shelley.

Esta obra, que a su manera es una novela de aventuras, pero intelectualizada, es también una narración intimista y una novela de misterio, y esto, sobre todo, gracias a la maestría con que está escrita. Esta obra nos lleva, además, a hacernos una pregunta sumamente interesante: ¿con quién se identifica el lector? Juliana es mostrada como una anciana dictatorial y ambiciosa, pero finalmente es la dueña por derecho de los papeles; la sobrina es mostrada como inocentona, casi boba y fiel, pero misteriosa y amable; y el narrador se muestra como un hombre muy cortés, apasionado pero tímido, y honesto, aunque no sea de una manera muy honesta como se presenta a la casa de las Bordereau...  Usted decide, pero lo más probable es que se identifique en algún momento con cada uno de los tres personajes, y sólo usted sabrá sus motivos para hacerlo... Lo cierto es que es un libro que uno no puede dejar de leer.
 
Edición en inglés
Es tan interesante esta novela corta, que se han hecho varias adaptaciones teatrales y de teatro para televisión en varios países, también ha servido de base para una ópera (compuesta por Dominick Argento, estrenada en 1988 por The Dallas Opera), y se han hecho, entre películas y capítulos para series de televisión, diez adaptaciones fílmicas: en 1947, 1962, 1964, 1971, 1972, 1973, 1975, 1991, 2010, y la última, hasta el momento, está en postproducción, así que finalmente se adjudicará a 2017 o 2018, según el momento de su estreno.

En español contamos con diversas traducciones. Según Wikipedia en español, tenemos:

* Una edición con un título ligeramente diferente: Los papeles de Jeffrey Aspern, publicada en Barcelona, por Janés, en 1946, sin el nombre del traductor.
A partir de ésta que sigue, todas se llaman: Los papeles de Aspern.
* Una con traducción de J. Kogan Albert, Buenos Aires, Editorial Losada, 1950.
* Otra con traducción de José María Aroca, Barcelona, Tusquets, 1971.
* Otra con traducción de José María Valverde, Barcelona, Planeta, 1978.
* Una más, traducida por el mexicano Sergio Pitol, publicada en Caracas, por Monte Ávila Editores Latinoamericana, 1998.
* Otra con traducción de Rolando Costa Picazo, Buenos Aires, Colihue, 2005.
* Y la más reciente, traducida por Francisco Carrasco, publicada en México por la Universidad Veracruzana, en 2008.
 
Edición en francés
La misma página nos dice que las traducciones de 1971 (de José María Aroca, de Tusquets) y la de 1978 (de José María Valverde, de Planeta) son las que han sido reeditadas en varias ocasiones, y por lo mismo son las ediciones que se consiguen con mayor facilidad en nuestros días y en nuestras librerías. La que yo leí hace poco, por ejemplo, es la edición de Tusquets.

El autor
A pesar de que Henry James tiene ya el nivel de clásico, en nuestro país es conocido, pero en realidad poco leído, y con esto me refiero al lector común, pues evidentemente es bien conocido en el mundo académico y en el literario. Hay que apuntar que el hermano mayor de Henry fue William James (nacido en 1842 y fallecido en 1910), importante filósofo y psicólogo, fundador de la Psicología Funcionalista, y autor de un libro que se sigue leyendo: Principios de psicología.

Edición en italiano
El padre de Henry James llegó a tener mucho dinero y decidió darles a sus hijos una educación europea y la oportunidad de conocer el mundo, así, Henry James para el año de 1876, cuando tenía 33 años, residía ya en Europa, continente por el que viajó extensamente, sobre todo por Italia en donde tuvo largas estadías, e incluso escribió varios libros de viajes. Vivió también en París, pero finalmente se estableció en Londres. Dice el espléndido escritor español Félix de Azúa, en un artículo llamado «La Inglaterra perversa de Henry James», publicado en Babelia, el suplemento literario del diario El País, en enero de 2016:


«Con un olfato artístico notable, James se trasladó desde su nativo Nueva York a Londres en 1869, aunque su instalación definitiva no llegaría hasta 1883. Podía haber elegido París, que también conocía perfectamente y donde tenía ya muchos amigos. En esos años París era todavía el centro intelectual de la literatura [...]. Fue uno de los últimos momentos de la historia cultural europea en el que mandarines de gran autoridad pública osaban definir qué era la literatura. Nada de eso podía interesar a James sobre todo porque tenía muy claras las ideas sobre qué podía ser la literatura, [...]. Lo que James buscaba no era una aproximación racional al arte, especialidad francesa, sino una aproximación emocional. [...] La sociedad francesa no le atraía. Había en ella demasiada religión revolucionaria, demasiada sumisión a la aristocracia del dinero, [...]. A James le atraía la oscuridad de la sociedad británica, su perversidad subterránea, su maldad, todo encubierto, todo susurrado [...]».


Henry James fue crítico literario, dramaturgo y narrador. A su muerte los críticos norteamericanos lo atacaron por haber vivido tanto tiempo fuera de su país, como si esto fuese un acto de traición, y luego se les olvidó un poco, hasta que su obra fue redescubierta en los años 30 y 40. James siempre se consideró un extranjero, que es como sentirse un extraño, quizá porque era muy inglés para los estadounidenses y muy norteamericano para los británicos. Escribió muchísimo. Según el artículo sobre este autor de la Enciclopedia Británica, James escribió durante 51 años, en los cuales produjo 20 novelas, 112 relatos, 12 obras teatrales, además de volúmenes de viajes, periodismo literario y crítica literaria. El mismo artículo de la EB dice que su carrera fue una de las más largas, más productivas y más influyentes de la literatura estadounidense. Se le considera un maestro de la prosa de ficción, dueño de un método y un estilo muy personales e innovadores.

De su larga lista de obras menciono algunas de las más importantes: El americano (1877), Daisy Miller (1878), Los europeos (1878), Retrato de una dama (1881), Washington Square (1881), Las bostonianas (1886), Los papeles de Aspern (1888), Otra vuelta de tuerca (1898), Las alas de la paloma (1902) y Los embajadores (1903).

Edición en inglés, junto con
«Otra vuelta de tuerca»
De algunas de estas obras hay incluso varias adaptaciones cinematográficas, y todos estos títulos se encuentran traducidos al español, y han sido publicados por diversas editoriales.

Para algunos críticos, Henry James fue el primer escritor verdaderamente moderno de la lengua inglesa. Y aunque su estilo tiende a la lentitud, tanto su prosa como la estructura de sus narraciones le agregan capas significativas a sus argumentos. Una de las características de su estilo es el descubrimiento o desvelamiento psicológico de sus personajes, lo cual, de alguna manera, lo establece como un precursor del llamado monólogo interior, que después utilizarían autores posteriores como James Joyce, Virginia Woolf, y otros. Un año antes de morir, se le concedió la nacionalidad británica, pero por supuesto se le considera un autor estadounidense.

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Los papales de Aspern. Henry James. Traducción de José María Aroca. Tusquets Editores (1a edición en la colección Marginales: 1971; 1a edición en la colección Fábula: 2001; 2a edición en Fábula: 2010), 156 págs.



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