martes, 24 de febrero de 2015

El sentido de un final, de Julian Barnes





El sentido de un final
de Julian Barnes

Jesús Guerra


Tony Webster, un hombre de sesenta y tantos años, divorciado y retirado, nos cuenta su vida a grandes rasgos. Sus años de preparatoria, su primera novia, sus amigos, su matrimonio con Margaret, su relación con su hija, Susie, y sus preocupaciones actuales, que tienen que ver con las sorpresas del envejecimiento y sus intentos por comprender no sólo la vida, sino su propia vida. En la preparatoria sus mejores amigos eran Colin y Alex. Los tres eran como los tres mosqueteros. Eran irreverentes y rebeldes. Un día tuvieron un nuevo compañero, Adrian Finn, que sin ser tan irreverente resultó el más inteligente. A partir de que se conocieron, el grupo pasó a ser de cuatro, igualmente inseparables, igualmente hambrientos de conocimientos, de literatura y, claro está, de sexo. «Si Alex había leído a Russell y a Wittgenstein, Adrian había leído a Camus y a Nietzsche. Yo había leído a George Orwell y Aldus Huxley; Colin a Beaudelaire y a Dostoievski». (p. 19.) Y nos aclara: «Sí, desde luego que éramos pretensiosos: ¿para qué otra cosa sirve la juventud?» (p. 19).
 
Edición en inglés
Una mañana se enteran de que un compañero de la escuela murió. Después saben que en realidad se suicidó, y se dice que debido a que embarazó a su novia. El chico se apellidaba Robson. No era un muchacho brillante ni aparentemente interesante así que nunca se acercaron a él, no lo conocían realmente, pero les sorprendió que Robson no sólo hubiera logrado tener una novia, sino que tuviera relaciones sexuales con ella. El grupo de Webster no había logrado ni siquiera la primera de las dos cosas.

En una clase, ante la pregunta ¿qué es la historia?, Webster respondió: «La historia son las mentiras de los vencedores». El maestro le respondió «...siempre que recuerdes que es también los autoengaños de los derrotados...» Finn, por su parte, citando a un autor francés, dijo «La historia es la certeza obtenida en el punto en que las imperfecciones de la memoria topan con las deficiencias de documentación». El maestro le pidió a Fin que pusiera un ejemplo y éste respondió: «El suicidio de Robson...» Estos hechos, estos recuerdos, resultarán claves para la interpretación del resto de la novela.
 
Edición en inglés
Cuando los amigos se separaron porque fue cada uno a una universidad diferente, y la amistad quedó relegada a las vacaciones, Webster consiguió andar con su primera novia, Veronica Ford, una chica que en su momento fue fascinantemente extraña. Webster incluso fue invitado por ella a pasar un fin de semana en la casa de sus padres, un fin de semana de eventos superficiales que por algún motivo se volvieron importantes en la memoria de Webster. Por su parte, Tony la invitó a Londres a conocer a sus amigos; hasta una foto quedó de recuerdo de esa ocasión. Poco tiempo después se rompió la relación de Tony y Veronica; y más adelante explotó una pequeña bomba, cuando Tony recibió una carta de Adrian Finn diciéndole que tenía una relación con su exnovia y que esperaba que eso no fuera un problema para su amistad.
 
Edición francesa
Tiempo después, a su regreso de un viaje largo, Webster se enteró que Adrian se había suicidado. Webster intentó interpretar esa muerte, y lo logró, a su manera y desde su perspectiva, y era una interpretación tan favorable, tan racional, que hasta le parecía admirable pues así Adrian demostró que había tenido el control de su vida y de su muerte, en tanto que él, Webster, se había dejado conducir por la vida. Cuatro décadas después, Webster recibe la llamada de un abogado, y poco después una carta, que lo obligarán a buscar a su antigua exnovia y a reinterpretar no sólo la muerte de Adrian sino su propia vida. ¿Qué cosas recordamos y qué olvidamos? ¿Cómo interpretamos los sucesos de nuestra existencia? ¿Qué historias nos contamos a nosotros mismos acerca de nosotros mismos y de los demás? Ya desde que Webster nos contaba más o menos confiado la primera versión de los hechos tenía cuidado con esto de los recuerdos y las interpretaciones: «Una vez más, debo recalcar que ésta es mi lectura actual de lo que sucedió entonces. O, mejor dicho, mi recuerdo ahora de la lectura que hice entonces de lo que estaba sucediendo.» (p. 57.) Y más adelante: «[...] a medida que los testigos de tu vida disminuyen, hay menos corroboración y, por consiguiente, menos certeza de lo que eres o has sido.» (p. 79.) Y es aquí en donde aquellas respuestas que dieron él, Finn y el maestro a la pregunta ¿qué es la historia?, son útiles quizá no para encontrar la verdad de lo sucedido, sino para mostrar apenas el camino que podría, quizá, acercarse a ella.

Edición en catalán
Son varias las historias, las relaciones, las vidas a cuyos finales hay que encontrarles un sentido, incluidos, claro está, el final de esta novela y el de nuestra propia vida. El final de El sentido de un final es complejo, muchos lectores opinan que lo mejor que puede hacerse al terminar de leer esta obra espléndida de Julian Barnes es pasar a la primera página y comenzar a leerla de nuevo, a la búsqueda de claves de interpretación, de datos que olvidamos, sí, pero también al reencuentro del enorme placer que nos brinda esta novela y, de hecho, que nos brindan todos los libros de este autor.

De Julian Barnes (nacido en Leicester, Inglaterra, en 1946) les recomiendo todos sus libros, léanlos en el orden en que caigan en sus manos. A continuación apunto su bibliografía:

Novelas
* Metrolandia (Metroland, 1980), Anagrama.
* Antes de conocernos (Before She Met Me, 1982), Anagrama.
* El loro de Flaubert (Flaubert's Parrot, 1984), Anagrama.
* Mirando al sol (Staring at the Sun, 1986), Anagrama.
* Una historia del mundo en diez capítulos y medio (A History of the World in 10½ Chapters, 1989), Anagrama.
* Hablando del asunto (Talking It Over, 1991), Anagrama.
* El puercoespín (The Porcupine, 1992), Anagrama.
* Inglaterra, Inglaterra (England, England, 1998), Anagrama.
* Amor, etcétera (Love, etc, 2000, es la continuación de Hablando del asunto), Anagrama.
* Arthur & George (Arthur & George, 2005), Anagrama.
* El sentido de un final (The Sense of an Ending, 2011), Anagrama.

Relatos
* Al otro lado del Canal (Cross Channel, 1996), Anagrama.
* La mesa limón (The Lemon Table, 2004), Anagrama.
* Pulso (Pulse, 2011), Anagrama.

Ensayos, memorias y obra periodística:
* Letters from London (1995).
* Something to Declare (2002).
* El perfeccionista en la cocina (The Pedant in the Kitchen, 2003), Anagrama.
* Nada que temer (Nothing to Be Frightened Of, 2008), Anagrama.
* Through the Window (2012).
* Levels of Life (2013).

Tiene también unas novelas policiacas publicadas con el seudónimo Dan Kavanagh, de las que sólo una ha sido publicada en español:
* Duffy (1980).
* Fiddle City (1981).
* Con las botas puestas (Putting the Boot In, 1985), Montesinos Editor.
* Going to the Dogs (1987).


Edición en alemán


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El sentido de un final. Julian Barnes. Traducción de Jaime Zulaika. Editorial Anagrama, en sus colecciones Panorama de Narrativas y Compactos. 188 págs. Esta novela ganó el Premio Booker en 2011.



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