sábado, 21 de junio de 2014

La loca de la casa, de Rosa Montero






La loca de la casa
de Rosa Montero

Jesús Guerra
 
Edición en francés
Las obras de la periodista y novelista española Rosa Montero son por lo general emocionantes y divertidas, vitales, entrañables y curiosamente cercanas a los lectores. Así son sus novelas, y así es, aunque no es una novela, La loca de la casa, que apareció por primera vez en el año 2003; y este libro es interesante, entre otras muchas cosas, por su mezcla de géneros: es al mismo tiempo un ensayo sobre la novela, comentario biográfico de diversos escritores y autobiografía novelada. En el capítulo 18 del libro, la autora nos explica cómo fue evolucionando el libro mismo que leemos, al inicio del capítulo apunta: «Cuando empecé a idear este libro, pensaba que iba a ser una especie de ensayo sobre la literatura, sobre la narrativa, sobre el oficio del novelista». Más adelante escribe: «[...] la cosa se fue convirtiendo en algo distinto, o más bien se añadió otro tema al proyecto original: no sólo iba a tratar de la literatura, sino de la imaginación». Y luego: «[...] advertí que no sólo estaba escribiendo sobre la literatura y sobre la imaginación, sino que este libro también trata otro tema fundamental: la locura». Y todavía después agrega: «He aquí otro tema sobre el que trata este libro: la pasión amorosa».
Edición italiana

Pero todo esto no nos lo dice de antemano, nos lo dice en el penúltimo capítulo, en el que comenta cómo se fue formando el libro que leemos. Para ese momento los lectores reconocemos los temas, y vemos con claridad que están ligados unos a otros: la literatura, que en términos generales sería la creatividad, la imaginación, la locura y la pasión amorosa. Y todo perfectamente resumido en el título, que es un fragmento de una frase de Santa Teresa de Jesús, quien escribió que «la imaginación es la loca de la casa».

Cada tema que toca la autora relacionado con la escritura de novelas, como la infancia de los autores, la memoria, las relaciones con el poder, la imaginación, el tiempo, la nostalgia, y un larguísimo etcétera, lo ilustra con anécdotas de otros escritores, sobre todo de los famosos de varias épocas, tomados de autobiografías y biografías, pero también ilustra ciertos pasajes con anécdotas propias o que leyó en libros que menciona o que le contaron otros escritores, y en ciertos momentos con pasajes de su propia vida.

Pero en todo esto también hay un juego. En una nota al final del libro, Rosa Montero apunta lo siguiente: «Todo lo que cuento en este libro sobre otros libros u otras personas es cierto, es decir, responde a una verdad oficial documentalmente verificable. Pero me temo que no puedo asegurar lo mismo sobre aquello que roza mi propia vida. Y es que toda autobiografía es ficcional y toda ficción autobiográfica, como decía Barthes».

Y es que hay varias partes del libro en el que toca el tema de la memoria. Nuestros recuerdos conforman nuestra identidad. Todos podemos narrar nuestra vida, y de hecho, aunque no la escribamos, nos narramos nuestra vida a nosotros mismos, en un afán narrativo propio de la novela, de darle una estructura y un sentido a nuestra vida y a la realidad. Pero resulta que nuestra memoria no es confiable. Olvidamos algunas cosas. Mejoramos algunos momentos del pasado en nuestros recuerdos, algunas, pocas veces, empeoramos otros. Y además nuestros recuerdos están grabados desde un sólo punto de vista: el nuestro. Así que nuestros recuerdos quizá no coincidan, y de hecho pocas veces lo hacen, con los recuerdos de otras personas sobre un mismo evento. Una de las tareas de los escritores, entonces, es la de crear otras posibilidades, otras versiones de recuerdos que ya de por sí pueden ser otra versión de lo ocurrido. Y Rosa Montero desarrolla, a lo largo del libro, un juego narrativo interesantísimo con esta idea. En tres partes diferentes del libro nos cuenta un recuerdo de su juventud. Pero aunque comienzan igual, el desarrollo y el final de ese recuerdo, en esas tres versiones, son diferentes.

Rosa Montero, además, nos brinda ciertas claves de su propia narrativa y nos permite vislumbrar su proceso creativo al escribir sus novelas. En fin, se trata de una obra muy entretenida que nos enseña o nos recuerda muchas cosas fascinantes, que además es una reflexón sobre la escritura, y por tanto sobre la lectura, muy útil y cercana para cualquier lector, y obviamente también para cualquier escritor o aspirante a escritor. Es tan entretenido e interesante este libro que para cuando nos damos cuenta ya lo hemos terminado. La loca de la casa es una delicia que les recomiendo ampliamente.

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La loca de la casa. Rosa Montero. Santillana (hay ediciones tanto en Punto de Lectura como en Alfaguara). La edición de Punto de Lectura tiene 256 páginas.


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